miércoles, 25 de octubre de 2017

EPÍSTOLA

Esta noche claudico definitivamente ante el amor, el amplio repertorio de mi fracaso hace que me de cuenta que personas como yo no están destinadas a las constantes liberaciones del líbido que provoca aquello que llamamos amor, ciertamente amé y me entregué por entero a tal imensa locura que desbocó en mi terrrible desgracia: un amor no correspondido complice de un plan nauseabundo fraguado por mi verdugo, a quien en la más absoluta inocencia llamé amor
Hoy claudico ante el amor y entierro mi corazón muerto mezclado con esta botella que me salva de la más cruda realidad: cianuro, que curará mi pena con la muerte insensible que no contiene esperanza alguna

LA OTRA

Pienso reunirme con vos esta noche en tu lecho
buscaré y encontraré y no lo dudes, tu llave que abre mi candado
esta noche bajo nuestra luna inspiradora robaré tu alma presuntuosa 
la tomaré entre mis brazos y la desnudaré con mi boca
y sin temor alguno acabaré con vuestra ropa
pues sin alma y ropa eres solo los despojos de los que mi ser goza
en esta noche de lobos donde yo soy la otra